*—Callum:
Hacer el amor dentro del vehículo era algo que nunca había experimentado, pero con Dominick todo parecía posible. Él lograba despertar en él un deseo incontrolable por cualquier fantasía, por más perversa que fuera, y le resultaba imposible resistirse.
—Callum… —gruñó su alfa con voz grave, rasposa, sujeta de deseo puro mientras sus manos grandes y firmes se aferraban a su cintura, guiándolo con fuerza hacia abajo, ayudándolo a tomarlo entero. Las uñas se clavaron apenas en su piel, dejando marcas de posesión—. Así… Justo así —dijo Dominick
Callum sabía lo que quería. Lo que lo volvía loco. Lo que lo hacía gruñir como si fuera un animal fuera de control.
Se aferró al pecho duro de Dominick y comenzó a moverse con desesperación, montándolo con un ritmo frenético. Rodaba las caderas como sabía que le gustaba, bajaba lento, lo dejaba ir profundo, hasta el fondo, luego subía apenas para volver a tomarlo entero.
Dominick gemía bajo él, tenso, con los músculos marcados del abdomen