*—Dominick:
Desde aquel último encuentro, Dominick estaba más perdido que nunca.
Se había tomado unos días lejos de la oficina y de Callum, porque este último lo ponía de todos modos menos bien, cuando debería ser lo contrario, ¿verdad? Pues, ¿acaso no era su omega? Sin embargo, la forma en la que Callum se reprimía, en la que negaba lo que estaba ocurriendo entre ellos, tenía a Dominick sufriendo episodios de ansiedad y descontrol.
Poco después de haberlo mandado a casa, porque a Callum le había madurado la matriz en un instante de pasión, Dominick también se marchó. No podía quedarse en la oficina, rodeado de sus feromonas, de la esencia de su omega impregnada en su ropa, en sus dedos. Lo estaba enloqueciendo.
Ese día llegó a su departamento con las feromonas saliéndole a borbotones, con el cuerpo ardiendo y el sexo tan endurecido que dolía. Se masturbó sin cesar ese día, intentando vaciarse, descargar todo lo que le estaba consumiendo por dentro.
Y se dijo que no podía seguir así…