Subtítulo:
“A veces, la verdad quema más que las mentiras.”
La noche estaba tan silenciosa que incluso el viento parecía contener la respiración. La luna, alta y redonda, teñía el bosque de un brillo plateado. Ariadna caminaba sola por el sendero que conectaba la cabaña con el claro, siguiendo un impulso que no podía explicar. Cada hoja que crujía bajo sus pies le parecía un presagio.
Naira, su lobo interior, estaba inquieta, casi furiosa.
"No estás sola."
La voz resonó en su mente como un eco antiguo. No era Kael. No era la Luna. Era algo… diferente. Algo que la hizo detenerse.
Un crujido, más fuerte que los anteriores, la hizo girar bruscamente.
Darius emergió de entre la oscuridad como si hubiera sido moldeado por las sombras mismas. Sus ojos reflejaban un brillo salvaje, pero no era el de un lobo en plena transformación… era más profundo, más peligroso.
—Qué irónico —dijo con una media sonrisa—. La loba que todos creen intocable… camina sin su Alfa.
Ariadna se mantuvo erguida, au