Capítulo 171 —El cañon frío
Narrador:
El coche que llevaba a Azucena y la niña, avanzaba por las calles secundarias como un fantasma, lejos de las rutas principales y con la velocidad justa para no llamar la atención. Sofía iba en el asiento trasero, con las muñecas atadas y el cañón del arma descansando a centímetros de su costado. El chofer miraba por el espejo retorvisor, la escena y no le agradaba demasiado que su jefa se hubiera metido con una pequeña, pero no tenía cabida su protesta, así que condujo en silencio. La niña, sin embargo, no lloraba. Su respiración era firme, sus ojos clavados en la mujer que la había arrancado de los brazos de su familia. Había algo en esa mirada que incomodaba incluso a Azucena: una chispa desafiante, demasiado para alguien de su edad.
—Esperaba gritos, lágrimas… algo más entretenido —murmuró Azucena, lanzándole una sonrisa torcida.
Sofía inclinó apenas la cabeza, con el ceño fruncido.
—Si lo que quieres es verme llorar, vas a aburrirte mucho —res