Un cachorrito igual al Alfa.
La reina luna había puesto bajo su lupa a esos dos Alfas que andaban muy sueltos, los metería en cintura, sobre todo al Alfa Angelino.
— Mamá, ¿Qué tiene de malo que le siembren un cachorro a nuestras tías? Así seremos más lobeznos para jugar. — El inocente Lionel preguntaba a su madre.
— Si, entre más pronto lo pongan en la barriga de las tías será mucho mejor, porque así nacerán pronto y habrá más lobeznos para jugar a cazar. — Lorenzo llevaba la caza en la sangre.
— No, no pueden poner nada hasta que no estén oficialmente casados, ¿Cierto Leonardo? — Sorpresivamente Alejandra pedía la opinión del rey.
— Por supuesto que tienes razón, nosotros primero nos casamos y después puse a estos tres adorables cachorritos en ti, así es como debe de ser.
Los lobeznos sonreían por el cumplido que su poderoso padre les hizo.
— Ahhh... Ahora que los cachorros ya no van a ser mis hermanos, si no que ahora son mis primos, quisiera que papá y Aria me dieran hermanos. — Joshino comen