Soy el milagro de mamá, regrese de la muerte.
De detrás de una roca salía un cachorrito de cabellos largos negros, sus ojos verdes grandes y redondos gritaban Salvatore, él era uno de los herederos del Alfa Leonardo sin duda alguna.
Los Alfas se llevaron una mano a la boca, estaban enormemente asombrados.
— Ave María purisima. ¿Qué clase de fantasma es este? ¡El espíritu del cachorro fallecido se nos ha manifestado! — Petya estaba pálido, no es que fuera cobarde, ¿pero que clase de brujería era esa?
— Cachorrito, debes ir a la luz, tu ya no perteneces a este mundo. Vas a ir al cielo de los cachorros. Anda, ve. — El Alfa Angelino quería guiar a su sobrino. Le podía bastante que hubiese muerto aquella noche en el hospital.
El Alfa Leonardo no podía dejar de mirar a ese pequeño cachorro tan idéntico a él. Llevaba las ropas empolvadas porque se había arrastrado debajo del tronco para resguardarse de la furiosa osa.
El rey que siempre había enfrentado con valentía todo lo que se le había presentado en la vida, ahora mis