Me iré para siempre de la manada.
Más tarde ya subiéndose al carruaje. Los lobos empleados del castillo subían bocadillos y en una hielera bebidas para los cachorros.
Los lobeznos observaban contentos la comida, eran pequeños y tenían un apetito voraz.
— Papá, ¿Por qué tenemos que ir a buscar a la tía Adisson?
— Por qué si no la buscamos y la ponemos a salvo, tu madre me va a jalar las orejas, además está embarazada, es nuestro deber protegerla a ella y al cachorro, Lorenzo.
— Ahh... Entonces vamos, pero sigo enfadado con el tío Petya.
— No seas tan duro con tu tío, Lorenzo, está muy dolido, no se da cuenta de que está actuando de forma equivocada.
— Ya verá, no le debe de gruñir a sus sobrinos. — Decía el lobezno mientras cruzaba los bracitos.
— Patricio, llevenme a la escuela de cachorros, comenzaremos por ahí a preguntar por mi cuñada.
— El beta del rey dió la indicación.
Cuando llegaron a la escuela, había varias lonas que trabajaban como maestras, tambien había un lobo que estaba entre el