Las lunas herederas de un linaje mágico.
La batalla era sangrienta, el vampiro herida al Alfa y lo hacía rugir de dolor, ese antiguo ser de maldad era demasiado poderoso.
El rey de los licántropos lograba con sus garras herir a su enemigo, Akon no se cansaba, era imparable, Drakal no lograba contener a esa bestia como pensó que haría. Había creído que sería más sencillo asesinar a ese lobo, pero no era así.
Los dos imponentes reyes intentaban evitar su muerte entre zarpazos, mordidas y fuerza bruta, pero sobre todo con la magia sobrenatural que cada uno tenía mientras su gente seguía en batalla.
Las lunas desde su lugar veían a sus parejas destinadas ser lastimados, los poderosos Alfas seguían de pie, más sin embargo ellas sabían que no sería por mucho tiempo, ya muchos de los suyos habían caído.
— ¿Petya... ¿Creés que Leonardo venza a ese vampiro? Su aura y su fuerza son descomunales, su poder es muy antiguo, nunca había visto nada igual... — Alejandra no podía dejar de seguir la pelea, le dolía muchísimo cada