En una mansión llena de lujo, el cabeza de familia Alexis Gambino, se encontraba en su despacho terminando de trabajar y bebiendo el último trago de whisky para ir a la cama.
El mafioso de pronto escuchó timbrar su celular, estaba decidido a no responder, hasta que leyó el remitente, a esa persona jamás lo ignoraría. El italiano se apresuró a responder de inmediato.
— Leonardo Salvatore, amigo mío, me informaron que llegaste, y que tú y tús hermanos se encuentran en la ciudad, sean bienvenidos.
— Gracias, estamos solo de pasada. Pronto nos iremos, ¿Cómo va el negocio? — Preguntaba Leonardo, el había invertido millones de dólares con la familia Gambino.
— El negocio va a bien, solo que... Nuestros rivales nos están pisando los talones, quieren nuestro lugar, están haciendo de todo para hacernos caer. Incluso están llegando a ser extremos, yo diría que hasta crueles y sanguinarios.
— ¿Quiénes son ellos? ¿Dime sus nombres?
— Ellos se hacen llamar los illuminati. Quieren