La amenaza del Alfa Salvatore.
Las lunas después de horas de compras, fueron a un lindo restaurante que era atendido por amables lobos jóvenes, los licántropos solían tener un
cuerpo perfecto, y eran atractivos de miles de formas.
— Bellas señoritas, ¿Qué le podemos ofrecer? Tenemos muchas delicias aquí. — El simpático lobo se acercó con una libreta en la mano para anotar el pedido de las lunas.
— !Oh... Pero que amables, yo quiero ver la carta, quiero ver que me apetece más...! — Angya estaba de buen humor, cansada pero feliz.
— Mirá Alejandra, tienen cortes de carne muy fina aquí, yo quiero uno, y que sea lo más pronto posible que muero de hambre.
— Que sean tres cortes de carne terminó medio y una botella de vino tinto, por favor. — Alejandra fue quien pidió por las tres.
El apuesto mesero anotaba con meticulosidad, más sin embargo los otros dos empleados no dejaban de ver a las hermosas lobas, ellas tenían una belleza sin igual, etérea, angelical, era imposible que no se sintieran atraídos, so