Diosa luna dame el poder de sanarla.
En el viaje, Alejandra se quedó dormida, el Alfa les echaba un vistazo de vez en cuando a los cachorros para asegurarse de que no estuvieran haciendo travesuras.
— Papá, mamá está dormida, pero... Tengo hambre y quiero un poco de carne, ¿Podrías darme un poco?
El Alfa nunca antes a medio camino hacia una misión, había tenido que parar a alimentar a nadie, pero su cachorro se asomaba por la parte trasera de la carreta con cara hambrienta.
— !Pararemos un momento! — Ordenó el Alfa, todos se detuvieron, pero sus hermanos preguntaron.
— ¿Qué pasa? ¿Cuál es el problema, Leonardo?
— Pasa que Lionel tiene hambre, y pararemos porque voy a servirle un bistec.
— Por todos los cielos, no tiene mucho que salimos del castillo, ¿No podía esperarse un poco más para comer?
— Es un cachorro, Damiano, ellos deben comer cuando tienen hambre, ¿Cuándo tengas a tus propios lobeznos acaso vas a dejar que se estén muriendo de hambre hasta que tú quieras alimentarlos?
El Alfa bajó de su c