Adisson está muriendo.
Los días pasaron y con ellos los meses, Petya había recibido el regaño de su imponente hermano, y con la promesa de que le ayudaría a reconquistar a su luna, volvió a ocuparse de la manada.
El joven rey había logrado reconstruir su gran territorio de manera sorprendente, se volvió a cultivar, los cachorros volvieron a la escuela, estaban siendo autosustentables de nuevo, pero sobre todo había paz y tranquilidad.
Ese día el menor de los Alfas decidió volar a ver a sus hermanos, pero sobre todo iba decidido a buscar a su luna, ya era tiempo de que ellos hablaran. Adisson no había querido tener contacto con él, cosas que aunque le había dolido muchísimo, había respetado.
A la mansión Salvatore, uno de los empleados de la villa en la que vivía la luna Adisson, llamaba al Alfa Leonardo.
— Rey Salvatore, debe venir de inmediato, creo que la luna no está del todo bien, ella no come lo suficiente, se la pasa dormida en su habitación, creemos que es por la lejanía del Alfa Petya q