Capítulo 240.

Con un ademán ordenó que la bajaran. Ya había encontrado su grieta.

—¿Ves que no era difícil?—, soltó a Winifred—. Y no terminas de sorprenderme. Una traición no la perdono y tú libras a esta esclava luego de lo que hizo.

—Es algo que los tipos como tú jamás van a poder entender—, Win quiso correr a ella, pero el Centinela se lo impidió al rodearla con un brazo. —No ofrezco perdón a nadie, pero sé cuando alguien merece un pago por sus servicios.

Su nana soltó una lágrima.

—Zülal—, la voz de Valente retumbó, hastiado de su sentimentalismo. —¿Qué pasó con mi madre?

—Está reposando. Ya se le extrajo la bala y recibió la inyección para controlar su sangrado—, informó el hombre con cara de satisfacción al ver que todo había válido la pena—. Espera órdenes, como todos.

—Ya tengo la ubicación—, se encaminó a la puerta pasando de él—. Reúne a los mejores y que vayan por ese hijo de perra. Lo quiero muerto. Cieguen todo el distrito financiero, cierren calles, hagan que ni siquiera una mosc
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