La noche había caído sobre la Mansión Morgan, envolviendo el lugar en un profundo silencio interrumpido solo por el ocasional crujir de la madera y el murmullo del viento contra las ventanas. Aaron se encontraba en su despacho, revisando documentos y sumido en sus pensamientos. La repentina aparición de la madre de Katerina no dejaba de darle vueltas en la cabeza. Algo no encajaba en aquella historia, y él no era alguien que confiara fácilmente, para Aaron Morgan le resultaba muy difícil confiar en sucesos de esta magnitud hasta no tener la certeza de los actos.
Por otro lado, Katerina estaba en su habitación, sentada en el sofá con las piernas recogidas contra su pecho. Las palabras de aquella mujer aún resonaban en su mente como un eco persistente. Su vida había estado llena de secretos, pero jamás imaginó que su propio origen fuera otro enigma por resolver. ¿Su madre realmente la había abandonado o Sergei se había encargado de borrar su existencia? La incertidumbre se filtraba en s