Cuando me marché de mi casa lo agradecí, ya que el soplo de aire frío que me dio en la cara por un momento, secaron mis lágrimas sintiéndome más valiente y más decidida a dejar a Mark. Iba andando por los exteriores de la casa con mi movil en mi oído para llamar y solicitar un taxi, cuando de pronto vi el coche de Mark parándose a mi lado, bajando mi esposo acercándose a mí, muy serio
— ¿A dónde vas? —- me pregunto Mark
— A donde voy, no es asunto tuyo — le dije
— No te moverás de aquí hasta que me digas a donde vas — me dijo, cogiendo mis brazos, viendo en sus ojos, rabia y furia
— Ya no eres mi dueño, ya no hay contrato recuerdalo, soy libre de hacer lo que me dé la gana y no tengo que darte ninguna explicación ya, de donde voy o vengo, adiós — le dije soltandome de su agarre
Cuando llegue hasta el exterior de la casa, vi acercarse a mi un taxi, levante la mano parándose el conductor a mi lado, marchandonos de allí hacia la dirección que le di al taxista. Cuando llegamos a donde se