Tras ser herida por su hermana, abandonada por su prometido estando embarazada y echada de su familia, Mia Miller se entera de que los bebés que espera no son de su prometido, sino de un hombre misterioso. Está devastada, confundida, sin hogar y sin salida estando por dar a luz, se enfrenta a lo más doloroso de su vida, quedando con solo uno de sus bebés, pero gracias a una jugada del destino encuentra a Dante Walsh, un CEO poderoso que también tiene un hijo y está dispuesto a casarse con ella, queriendo protegerla de todos los que intentan lastimarla, pese a que ella se rehúsa a estar con él. Ella ya no confía en el amor, ¿Él logrará conquistar su corazón? ¿Cuándo un secreto del pasado salga a la luz que sucederá con ellos?
Leer másMia estaba embarazada de siete meses y el doctor le había indicado que prestara atención a su forma de caminar. Al bajar las escaleras, se movía lentamente, agarrándose fuertemente del pasamano con una mano y acariciando suavemente con la otra su vientre hinchado, donde llevaba los amados bebés de ella y Bruno, que había estado esperando con ansias.
Pero había una voz áspera en sus oídos, proveniente de su media hermana Mandy. — Mia, estás engordando cada día, eres realmente vergonzosa. Es solo un embarazo, ¿hay alguna necesidad de exagerar tanto? ¡Es como si a Bruno le importara! Mia se dio la vuelta y Mandy miraba su cuerpo de arriba abajo con una expresión desdeñosa. Al escuchar su sarcasmo, Mia sintió una oleada de ira en su corazón. Se mordió el labio inferior. Ahora no era el momento de enojarse con personas indignas. Mandy no podía afectarla. — Sí, después de todo, soy yo quien está embarazada de él, nos casaremos después de que nazcan los bebés y yo volveré a estar en forma. — Ella exhaló, miró a Mandy a los ojos y dijo sin emoción. — ¿Estás presumiendo ante mí? ¿Crees que tu embarazo es un gran problema? Si eres tan importante, ¿dónde está Bruno? Mia estaba realmente estimulada esta vez. Es cierto que Bruno no la visita desde hace unos días, para un padre que espera con ansias el nacimiento de sus hijos esto no es lo que debería ser, pero siempre se excusa diciendo que está ocupado en el trabajo. Y Mia no pensó mucho en eso, después de todo, aún no estaban casados, por lo que Mia todavía vivía en la casa de su padre. Pero la humillación de Mandy no terminó ahí. — Si lo has olvidado, te lo recordaré amablemente. La última vez que vino a verte pareció que fue hace dos semanas. ¿Viste este vestido mío? Ayer se ofreció a llevarme al centro comercial a comprarlo. Y estás vestida como una niñera. Parecías estar usando esto hace medio año. ¿Quién le importa más a Bruno? ¿Necesito decir más? Mia apretó los puños con enojo, intentó cerrar los ojos, respiró hondo y trató de calmarse. Esto es algo que ha estado tratando de ignorar. El cuidado de Bruno por Mandy supera con creces el cuidado de Bruno por ella y los niños. Cada vez que Mandy se luce, a Mia le duele profundamente el corazón. Pero lo que Mandy dijo era la verdad. Durante su embarazo, su prometido y ella salieron solos así más de una o dos veces. Mia intentó recordarle a Bruno que se mantuviera alejado de Mandy. Pero Bruno siempre se reía y le pedía que no pensara demasiado, afirmando que Mandy era solo una niña y que él simplemente la consideraba su hermana. — Bruno es mi prometido, ¿crees que se preocupará más por ti? —Mia se dio vuelta nuevamente y respondió a la provocación sin fondo de Mandy. Volviéndose hacia su media hermana, estaba tan cerca que la cabreó aún más. — ¿Tu prometido? Veamos cómo lo conservaras después de esto. — Masculló Mandy con su mirada llena de odio y maldad antes de empujar a Mia que no pudo hacer nada por sostenerse al ser tomada por sorpresa y solo gritó poniendo sus manos en su vientre, intentando proteger a sus bebés al caer. — Noo. — Gritó Mia desesperada cuando se despertó, su corazón se aceleró, goteaba sudor frío y estaba llena de pánico. Sin embargo, tan pronto como luchó, le dolió todo el cuerpo. El olor a desinfectante le picó las fosas nasales y abrió los ojos. Con ojos de horror, se encontró que algunas partes de sus manos y pies estaban vendadas. — Señorita, ¿qué le pasa? ¡No puede moverse! ¡Ha sufrido un accidente y su cuerpo está muy afectado!. — escuchó la voz del médico y se dio cuenta de su presencia, ya no estaba tirada en las escaleras, estaba en el hospital. El incidente en el que su hermanastra Mandy la empujó escaleras abajo no fue un sueño, fue real, sucedió hace apenas unas horas. — Doctor, ¿cómo están mis bebés? — su voz era demasiado débil. Inconscientemente quería tocarse el vientre, y lo sentía herido. Pero descubrió que no podía levantar la mano, que estaba envuelta en vendas. — Señorita Mia, sus hijos están bien, pero debe tener más cuidado al caminar, debe descansar, su embarazo es más frágil ahora, pero ¿por qué el padre del niño no ha venido a verla todavía? – El médico miró a Mia que palideció y su tono se volvió más suave. Luego se marcho, la dejo descansar. Mia miró hacia la puerta de la sala. Frunció los labios y guardó silencio. De repente, la puerta de la habitación se abrió y una figura familiar entró, tan pronto como el hombre la vio, corrió ansioso hacia la cama. Los ojos de Mia se iluminaron de inmediato y su estado de ánimo se calmó. Sabía que Bruno era el que más se preocupaba por ella, simplemente estaba ocupado con el trabajo, no porque estuviera ocupado saliendo con otras mujeres. Pero la realidad decepcionó al segundo siguiente, Mandy siguió de cerca a Bruno. Ella también fingió estar ansiosa y se acercó, pero esta mujer hipócrita en realidad fingió estar ansiosa. Mia odiaba a esta mujer, no sólo le había quitado a su padre, sino que ahora también quería quitarle a Bruno y ella no podía permitirlo.Dante no podía dejar de mirar a su perfecta esposa que caminaba hacía él acompañada de los niños, mientras a su mente llegaba lo ocurrido estos últimos años. Habían pasado tres años desde que se casaron y todo había tomado su curso, él se había encargado de que Charles fuera a recuperarse al extranjero para que no le diera más problemas a su familia y así lo hizo, pero esté último hace un año había muerto, pero afortunadamente la relación con los demás miembros de la familia Walsh estos años había sido buena. Bruno había sido condenado a treinta años de prisión y aunque los Miller intentaron contactarse muchas veces con Mia y también con él, Dante nunca se los permitió, por lo que se quedaron sin nada e incluso Mandy tuvo que ir a prisión por el secuestro de Mia, lo que terminó de destruir a la familia. Y aunque Dante al final si le había dicho del destino de éstos a ella, Mía no quiso volver a involucrarse con ellos nunca más, le habían hecho mucho daño en el pasado y ahora que
—Si, estoy seguro de eso. — Afirmó Dante y sus ojos se volvieron tormentosos. Mía al ver esto, tomó su mano y la apretó. —Lo siento, no quería que te pusieras triste. — Suspiró ella, le dolía el corazón de solo verlo así. —No te preocupes, tienes derecho como mi esposa a preguntar lo que quieras. — La consoló Dante volviendo a recomponerse. Al escuchar la palabra “esposa” el corazón de Mia se aceleró, le encantaba que él la llamara así.Ella le sonrió y le dio un pequeño beso en los labios, luego continuaron hablando un poco más de lo que había ocurrido con la madre de Dante y él confesó que la había estado buscándola hace mucho tiempo, pero aún no había conseguido dar con su paradero. Esto entristeció mucho a Mia, sentía que tanto Dante como ella habían perdido a dos maravillosas madres por las decisiones de otros y le habían quitado la posibilidad de crecer junto a ellas. Aunque ella no sabía realmente si había un culpable por la muerte de su madre, pero desde hace m
—Esto es lo que merecen, pensaste que no tendrías consecuencias por hacerle daño a mi esposa, por desaparecerla como hiciste con mi madre, pero yo no soy mi padre y por eso no te iba a dejar lograrlo y mucho menos salir impune, está es la consecuencia de tus asquerosas acciones. — Gruñó Dante y la furia de Charles solo aumento. —Eres un maldito mal agradecido, te maldigo, arruinaste todo por lo que trabajé, la empresa no podrá levantarse de esto, ni siquiera pensaste en el resto de la familia. — Gritó Charles y levantó el bastón para golpear a Dante con él, pero Mia se levantó, sosteniéndolo con ambas manos. —No sé atreva, su nieto está herido. — Advirtió ella mirándolo con rabia. — Debe largarse de aquí ahora. —Tú no tienes derecho a ordenarme nada, todo es tu culpa zorra, les daré una lección a los dos. — Masculló Charles con él rostro cada vez más ensombrecido e intentó alejar el bastón de Mia, pero ella no lo soltó. — Es mi legado deben pagar por arrui…Antes de que pud
Al escuchar las palabras de Mia el corazón de Dante se aceleró descontrolado y un alivio enorme llenó su pecho, que su hermosa esposa quisiera dejar todo atrás y seguir a su lado hacia que valiera la pena completamente haber recibido esos dos impactos de bala, aunque así ella no lo perdonará también valdría la pena haberlo hecho porque la salvó. Pero escuchar esto lo hacía incluso estar dispuesto a recibir muchos disparos más siempre y cuando ella lo perdonara y accediera a quedarse a su lado e intentar que esté matrimonio funcione. Una enorme sonrisa se plasmó en el rostro de Dante y sus ojos se llenaron de ternura y amor. —Yo nunca te dejaría mi amor, estaré a tu lado y al de nuestros hijos para siempre, te amo y gracias por perdonarme. — Suspiró Dante sin dejar de mirarla con sus ojos llenos de amor. — Y no tienes que disculparte por nada, puedo entender como te sentiste, soy yo quien lamenta haberte hecho sentir de esa manera. Mía lo miró por un instante desconcertada, pr
En el hospital, Mía estaba cada vez más nerviosa mientras atendían a Dante y no podía parar de culparse a sí misma, recordando como lo había estado evitando y ahora se arrepentía mucho de haber sido fría con él estos días, de no haber dormido en la misma cama y de estar prácticamente ignorándolo. Sentía que ahora que él estaba en peligro fue una tontería estar molesta con él, después de todo él no sabía que ella había cargado con el dolor de la perdida, además nunca fue su intención lastimarla y a ella en este momento lo que menos le importaba era lo que sucedió en el pasado, solo quería que Dante estuviera bien, ahora estaba segura que no podía vivir sin él, porque verlo inconsciente y sangrando fue una de las escenas más aterradoras de su vida.Y tenía la certeza que quería olvidar todo y quería su presente y futuro junto a Dante. Su corazón pendía de un hilo mientras rogaba al cielo que él estuviera bien y cuando finalmente el doctor salió, ella se acercó a él apresurada. —
Los cuatro hombres en el interior de la casa se paralizaron antes de reaccionar al escuchar otro disparo, acompañado de un grito. —Maldita sea, vamos al sótano. — gruñó Bruno antes de correr hacía ahí.Al abrir la puerta del sótano escuchó más disparos, pero bajó las escaleras del sótano sin mirar atrás y solo dos de los hombres que estaban con él lo siguieron al interior, el último en cerrar cerró la puerta, sacando su arma para estar preparado y quedándose al pie de la escalera nervioso. —Jefe, ¿Qué hacemos? Ya dieron con nosotros, necesitamos ayuda, ¿puede llamar a su abuelo para que envie refuerzos?— Preguntó el hombre. —Disparen apenas la puerta se abra a todo lo que se mueva y asegúrense de disparar a matar, son ellos o nosotros, pero no enciendan la luz, eso nos dara ventaja. — Respondió Bruno apretando los dientes, antes de acercarse a Mia que se había ido a un rincón, pero seguía con las manos amarradas. Ella había logrado escuchar los disparos y al escuchar la co
Último capítulo