Frente a su pasado
Faltaban apenas dos días para dejar la ciudad. La mudanza estaba prácticamente resuelta y el billete de avión esperando en el cajón del escritorio de Maximilien. Sin embargo, había un nudo que Gracia no podía ignorar.
Esa mañana se levantó temprano, besó la mejilla de Maximilien mientras aún dormía y le susurró:
—Tengo algo pendiente. Vuelvo más tarde, por favor, quédate con Hope, te prometo que no tardo en regresar.
Él abrió los ojos, somnoliento, e intentó levantarse.
—Voy contigo, dame unos veinte minutos.
Ella negó con la cabeza.
—No. Esto debo hacerlo sola, te amo.
Maximilien la miró con seriedad, entendiendo que había cosas que no podía impedirle, aunque lo atormentara la idea de no protegerla. Solo asintió, confiando en que ella necesitaba cerrar definitivamente el pasado.
Una hora después, Gracia estaba frente a los altos muros de la penitenciaría central. El aire le pesaba en los pulmones. Caminó por los pasillos fríos, conducida por un guardia. Sus pasos r