Capítulo 7; A escondidas

~Marian~

—Tenemos algo pendiente —me hace quedar pegada a la pared—. No te me vas a escapar esta noche.

—No me quiero escapar.

Cierro mis ojos al sentir el contacto de sus labios contra mi cuello, deja besos húmedos que va llevando hasta mis hombros, logrando que todo en mí reaccione.

Esto está mal, pero me gusta.

—¿No te da miedo que nos vean? —habla, mientras quita los botones de mi vestido—. ¿No te aterra pensar que podemos ser descubiertos?

—Dicen que la adrenalina hace el momento inolvidable.

Termino de hablar y me agarra de la cara, besándome como si fuera una necesidad, como si lo necesitara, y yo no puedo resistirme. Las ganas que me dan cuando me toca nunca las había sentido y no quiero evitarlas, me gustan.

Sus labios juegan con los míos en medio del beso y sus dientes los aprietan, haciéndome gemir, me besa de manera sensual y pausada, logrando que mis piernas tiemblen. Baja sus labios hasta mis orejas y mete su lengua, haciéndome gemir, sigue bajando hasta mi cuello y hombros, haciendo que me estremezca.

Sus manos las lleva a mis senos y los aprieta sin compasión alguna, juega con ellos a su manera y yo me rindo ante lo que hace. Veo cómo baja mi vestido, dejándome expuesta ante él y lleva su boca a mis senos, pasando su lengua por mis pezones que se ponen erectos ante el contacto de su lengua y sus labios. Mueve su lengua suave, sabe lo que hace, mi intimidad se siente húmeda.

Mis manos no se quedan quieta por el placer, así que decido quitarle la camisa y dejarla a un lado, pasando mis manos por todo su cuerpo, me atrevo a soltar el botón de su pantalón, dejándolo que caiga, tiene una erección. Me agarra la mano y hace que la lleve a su miembro.

—Tócame —me ordena.

—No sé hacerlo.

—Es fácil.

Me sonríe, guía mi mano y hace que lo toque por encima de sus bóxer, de manera suave y con pequeños apretones. Me deja sola y por instinto hago lo que pienso que está bien, por su cara sé que le gusta, lo está disfrutando. Bajo su bóxer y lo toco, sintiendo lo mojado que está y su erección que cada vez se hace más grande.

—¡Carajo, eres buena!

Me agarra la mano por segunda vez y hace que acelere en los movimientos de mi mano, mientras que él me saca mi tanga y no duda en tocarme la intimidad por encima y sin meter sus dedos.

—Quiero que me toques, Luck.

—Calma.

Muerde mis labios y antes de que reaccione me gira, dejándome pegada al cristal y con mi cuerpo desnudo al aire, puedo ver la ciudad desde aquí y me gusta que sea justo en este momento.

Una nalgada me hace gemir y vuelve a pegarme dos de seguido, las aprieta con furia y no puedo creer que eso me guste, que me excite. Siento pequeños besos en mi cuello que van bajando hasta mi espalda, y justo cuando siento su respiración en mi trasero todo en mí se descontrola.

—¿Qué… harás? —trato de hablar bien, pero mi voz parece un jadeo.

—¿Confías en mí?

—Sí…

—Déjate llevar entonces, te gustará.

Siento sus manos en cada una de mis nalgas y las separa un poco, por unos segundos siento cómo me olvido de todo y su lengua hace que tiemble todo en mí, puedo sentir cómo la mueve, cómo succiona logrando que se me escapen gemidos llenos de placer y excitación. La manera en la que mueve su lengua me hace querer más, y parece que lo sabe porque de alguna manera se acomoda y pasa su lengua desde mi intimidad hasta mi trasero y puedo sentir lo delicioso que mueve su lengua.

Abre mis piernas y mi espalda se arquea al sentir su dedo entrar en mi intimidad, mientras sigue moviendo su lengua. Lo hace al mismo ritmo y no puedo callarme, estoy llena de placer y cada sensación es mejor que la anterior.

Siento mis piernas temblar, pienso que me voy a caer, pero Luck me agarra perdido en el placer y me deja contra una mesa, dejando mis senos pegados y mi trasero levantado, sin dejarme decir nada me penetra desde atrás y cada embestida es mejor que la anterior. Puedo sentirlo todo dentro de mí y estoy tan cerrada que me gusta más, me da más placer.

Puedo escuchar el sonido causado por nuestros cuerpos y me encanta. ¿Podría volverme adicta al sexo con Luck?

—Luck… —gimo—. ¡Ah…! ¡Ah…!

Sus embestidas se vuelven más rápidas, y algo trastes, pero me gusta. Me gira, busca mis labios y los besa descontrolado, baja a mis senos y los disfruta sin remordimiento alguno, uno a uno los mete en su boca y los succiona.

Mientras lo hace me hace sentarme en la mesa y baja, logrando que gima más duro, la manera en la que mueve su lengua en mi clítoris es lo más exquisito que puede haber, lo hace durante unos segundos y luego lleva su mano a mi cuello y me deja acostada en la mesa, me penetra nuevamente, esta vez con embestidas más suave, pero profundas.

Esto me gusta…

Siento cómo un calambre llega a mí y cómo todo se vuelve más intenso, cada gemido es más fuerte y todo mis fluidos empapan a Luck, me sonríe de manera coqueta y sin dejar de verme lame todo el fluido de mi intimidad y vuelve a besarme para que pruebe.

—Ahora es tu turno, Marian.

—¿Qué quieres que haga?

Baja la mirada hasta su miembro con una sonrisa.

—¿Quieres que baje?

—Quiero que me lo mames.

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