La cena seguía su curso.
En la mesa, las conversaciones giraban en torno a contratos, fusiones, cifras que solo interesaban a quienes sabían cómo moverlas.
James hablaba con naturalidad, con ese aire seguro que lo hacía destacar incluso en silencio.
Sophie no se despegaba de él.
Le tomaba la mano con delicadeza, como si quisiera recordarle que estaba ahí.
Como si cada gesto suyo necesitara una firma emocional.
Isabelle lo observaba desde su lugar.
Cada roce, cada sonrisa entre ellos, le pesaba más de lo que quería admitir.
Finalmente, se levantó.
—Voy al baño —dijo, sin mirar a nadie.
Noah la siguió.
No por cortesía.
Por instinto.
La alcanzó antes de que llegara al pasillo que conducía a los baños.
La detuvo con suavidad, tomándola del brazo.
—¿No soportas verlo con su ex? —preguntó, sin rodeos.
Isabelle se giró lentamente.
—Entonces es su ex.
—La única que ha tenido —dijo Noah, con una sonrisa ladeada. Las demas solo fueron mujeres de una n