Isabelle, Camille y Lucie regresaban de su recorrido por el centro comercial, aún con la emoción de los vestidos y la despedida de soltera flotando entre ellas.
Al entrar, se acomodaron en la sala principal, donde los sillones de terciopelo y la luz cálida creaban un ambiente perfecto para seguir conversando. Isabelle se quitó los tacones y se sentó con las piernas cruzadas, mientras Camille se servía una copa de vino y Lucie se dejaba caer en el sofá con una sonrisa traviesa.
—Entonces… —dijo Lucie, alzando una ceja— ¿vamos a hablar de lo que realmente importa?
—¿Los cócteles? —bromeó Camille.
—No. El entretenimiento —respondió Lucie—. ¿Qué opinan de un streaptease?
Isabelle soltó una risa nerviosa, justo cuando se escuchó el sonido de la puerta principal. James acababa de llegar del trabajo, con el saco en una mano y el celular en la otra. Al escuchar la última palabra, se detuvo en seco en el umbral de la sala.
—¿Streaptease? —repitió, con el tono justo entre incredulid