James aún sostenía a Alex en brazos, como si el tiempo se hubiera detenido justo ahí, en ese abrazo que parecía contener años de espera.
Alex se separó un poco, lo suficiente para mirarlo a los ojos.
—Me llamo Alexander Moore —dijo con voz firme, como si fuera una presentación oficial—. Pero todos me dicen Alex… de cariño.
James sonrió, conmovido por la formalidad espontánea.
—Es un verdadero honor conocerte, Alexander Moore.
Alex sonrió con orgullo. James bajó la mirada y notó las botas negras que llevaba puestas.
—Me gustan mucho tus botas —comentó—. Tienen estilo.
Alex bajó la vista, las movió un poco y respondió con entusiasmo:
—¡A mí también me encantan! Son mil veces mejores que los zapatos. Pero mi mamá me obliga a usarlos en eventos… junto con una corbata que odio. Siento que me ahogo con esa cosa.
Camille soltó una risa suave, tapándose la boca. James y Noah rieron abiertamente.
—Me pregunto de dónde habrá sacado eso —dijo Noah con sarcasmo, mirando a Jame