Zeynep estaba sentada en el sofá. Miró a su alrededor: por fin había terminado de organizar el apartamento. Se abrazó a sí misma, encogiendo las rodillas contra el pecho, sumida en la incertidumbre sobre la decisión que tomaría Kerim. Una lágrima rodó por su mejilla. No pudo evitarlo. Se sentía sola y traicionada: el hombre a quien amaba se había ido detrás de otra mujer.
Recordó la noche de bodas, cuando Kerim la dejó sola en aquella habitación. No pudo dormir en toda la noche, esperando que él regresara… pero nunca lo hizo.
Sin darse cuenta, Zeynep se quedó dormida en el sofá. Varias horas más tarde, despertó sobresaltada; todo estaba oscuro. Se levantó de inmediato y encendió las luces.
Mientras tanto, en otro lugar, Kerim estaba en el apartamento de Asra. La estaba esperando y ya se había tomado unas cuantas copas de vino. El ambiente olía a soledad y resignación.
Asra llegó a su apartamento, los ojos enrojecidos por el llanto. Al entrar, encontró a Kerim sentado en el sofá. Lo mi