CAPÍTULO 30. "Reacciones medicamentosas"
CAPÍTULO 30. "Reacciones medicamentosas"
Henry se dobló sobre sí mismo, temblando, con el rostro empapado en sudor. El aire no le alcanzaba, y el pecho le ardía como si hubiera corrido kilómetros. Trató de hablar, de pedir ayuda, pero lo único que salió de su boca fue una avalancha de vómito que lo sorprendió a él mismo. Se inclinó hacia un costado, la bilis le quemó la garganta y casi se ahogó con ella. Tosió desesperado, los ojos se le pusieron rojos, y por un instante creyó que ese era su final.
—¡Mierd@, Henry! —gritó Camilo, asustado—. ¡Respira, respira, coño!
Y como era un hombre acostumbrado a moverse rápido, Camilo no tardó mucho en darse cuenta de que aquello que tenía no iba a parar por sí solo. No era un simple mareo: Henry estaba en pleno ataque de pánico y su cuerpo lo estaba llevando al límite.
—Al diablo con esto —masculló, casi cargándolo a la fuerza—. ¡Te llevo al hospital!
Savó a Henry de aquel almacén, lo metió en el asiento del copiloto como pudo, le puso el cin