Había fallado. Mi misión, mi deber, mi propósito como Loba Lunar Guardiana era simple: proteger a las hermanas, primero a Claris, debía guiarla en su despertar. Era mi responsabilidad enseñarle a enfrentarse a las adversidades, templar su carácter y prepararla para un destino que no era común ni fácil. Claris no era como las demás. Ella era una Loba Lunar Mística, destinada a ser el complemento perfecto, la fuerza y el equilibrio del Alfa más poderoso que jamás había existido: Kieran Theron. Pero mi olvido había desmoronado ese destino antes de que pudiera concretarse.
¿Por qué? Porque me olvidé completamente de quien era. Me hundí tan profundamente en la vida de una humana que olvidé la esencia de lo que realmente soy. Permití que la fragilidad, los miedos y los dolores de una vida miserable—la vida