KIERAN:
Sentía los labios de mi Luna devorando los míos como antaño. La dejé besarme, siguiendo el beso pero sin dirigirla. Acariciaba mi cabello mientras tiraba de mí con fuerza. Se recostó en el sillón reclinable, llevándome con ella. Me acosté encima de su cuerpo, disfrutando de sentir cómo me envolvía con sus piernas.
Su respiración era profunda, cada jadeo mezclado con el ritmo de mi propia respiración. Mi lobo, Atka, rugía en mi interior, queriendo tomar el control, pero esta vez no lo dejé. Este momento no era de la bestia, era mío, nuestro. Las manos de Claris recorrían mi espalda, sus dedos marcando un camino ardiente mientras sus piernas se aferraban a mi cuerpo como si temiera que pudiera escapar. —Kieran... —susurró mi nombre, entrecortado, sus labios rozando los míos—. Es extraño, des