400. LA LLEGADA DE LOS CACHORROS
CLARIS:
Me sentía encerrada dentro de este cuerpo de loba que no me permitía hacer nada, aunque ahora podía leer todos los conocimientos que ella poseía en su memoria, que eran innumerables y me confundían. Cuando sentí a Lúmina aullar furiosa, hice un esfuerzo por ver lo que estaba sucediendo y lo logré. Una brecha negra se abrió en el aire justo detrás de los enemigos, como los colmillos de una bestia dispuestos a devorarlos. Reconocí ese portal sin saber cómo; era magia prohibida, un sacrificio desesperado de energía que solo podía ser activado por un conjuro extremadamente peligroso. La bruja Amara estaba quemando lo que le quedaba de poder para salvarse.
—¡Kieran, no los dejes irse! —gritó Rafe, pero antes de que pudiera hacer algo, Darien dio un paso hacia la brecha, todavía tambaleándose, y se giró para dedicarme una mirada cargada de odio.
—Este no es el final, hermano. Esto apenas comienza —dijo, escupiendo las palabras como veneno mientras intentaba mantener el equilibrio.