CLARIS:
Me quedé desconcertada ante la declaración de mi jefe, pero no dije nada. Me erguí a su lado, mirando fijamente a la hermosa mujer que entró con los visitantes y que me fulminó con la mirada. Seguro quería escapar de ella.
—¿Tu prometida? ¿Quieres decir que…? —preguntó el más viejo. —Sí, exactamente eso que estás pensando, Alep —respondió Kieran con una sonrisa deslumbrante—. ¡Al fin la encontré! —¿Una humana? —preguntó la mujer, lo cual hizo que la mirara. ¿Es que todos no somos humanos? Los ojos de los dos apuestos hombres más jóvenes que el primero estaban fijos en mí. Me acerqué por instinto a mi jefe, que pasó uno de sus brazos por mi cintura en actitud protectora. Aunque no entendía nada, sentí q