KIERAN:
Después de firmar el contrato de alianza para la defensa con los lobos del norte, me quedé a solas con Claris, que me miraba en espera de una explicación sobre lo que había sucedido. Me divertía ver cómo hacía un gran esfuerzo por no preguntar.
“Kieran, deja de hacer sufrir a mi Luna”, escuché a Atka. “¡Nuestra!” reclamé, no queriendo repetir lo mismo de la primera vez. —Fenris y Rafe, esperen un momento afuera mientras hablo con mi asistente, Claris —pedí con serenidad. Cuando al fin estaba a solas con mi Luna, que había retomado su trabajo de organizar los libros, me acerqué a ella aspirando su olor. No giró de inmediato; lo hizo despacio, como si temiera chocar conmigo. Luego levantó la mirada para encontrarse con la mía. —Le debo una disculpa, seño