323. LA EXPLICACIÓN AL CONSEJO
KIERAN:
Bajé despacio las escaleras sintiendo todas las miradas interrogantes sobre mí. Me dirigí al despacho donde ya me esperaban todos. Me senté con calma mientras observaba los rostros llenos de inquietud. Me recosté sobre el sillón, esperando escuchar todas sus quejas, cuando el mayor comenzó a decir:
—Mi Alfa, hemos llegado a la conclusión de que nos oculta algo muy importante. Varios miembros de la manada se han acercado a nosotros con la misma preocupación —se detuvo, mirando a los demás.
—¿Y cuál es esa preocupación tan seria que tienen que no han venido a mí? —preguntó Fenris antes que yo. Él era el Beta, al que todos debían acudir con sus quejas.
Todos los ancianos intercambiaron miradas y luego fijaron su atención en mi Beta. Siempre habían exigido el cumplimiento de las reglas y de la jerarquía. Mi Beta, firme y seguro, mantenía la mirada fija en los ancianos, desafiante y sereno a la vez. Sabía que respaldaba mis acciones, aunque no contara con toda la información.
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