KIERAN:
Miraba a todos sentados en mi mesa, por primera vez en mucho tiempo casi llena. Sin embargo, a pesar de que la mayoría eran extraños, sentía que eran la familia que añoraba. Sentí a mi primo Gael entrar antes de verlo. Arrastraba los pies y sabía que estaba sufriendo por Sarah. Sin embargo, abrí la silla a mi lado y le indiqué que se sentara.
—Nana, llénale el plato y cómelo todo sin protestar, es una orden —le exigí al ver que no tenía ganas. Lo atraje un momento y lo abracé, transmitiéndole energía. Se sentía más frágil y pequeño que de costumbre—. No estás solo, me tienes a mí. —¿Encontraste a los niños? —preguntó al salir de mi abrazo. —No, parece que los padres vinieron por ellos —respondí, mirando cómo asen