C75: La desgracia de Asis.
Cuando se trataba de la naturaleza de los lobos, había algo que resultaba innegable: el pelaje les crecía con una rapidez envidiable. Y ese mismo principio se aplicaba al cabello de Azucena. Aunque Milord lo había cercenado de manera cruel, dejándoselo en un estado deplorable, no pasó demasiado tiempo antes de que comenzara a crecerle nuevamente.
Al principio apenas le rozaba la nuca, luego descendió hasta acariciar la línea de los hombros, y, con el paso de los meses, volvió a extenderse hasta cubrirle el pecho, hasta que finalmente recuperó aquella melena abundante que la caracterizaba. Sin embargo, durante cierto período lo llevó en un estado terrible, desigual, descuidado, sin forma alguna, lo que despertaba la burla constante de quienes la rodeaban.
Tanto criados como criadas se divertían a costa de su aspecto, lanzando o comentarios venenosos en cuanto tenían oportunidad. Para cualquiera que la viera en ese entonces, el cabello desordenado se convirtió en motivo de escarnio, un