C157: Yo no hice nada.

Milord quedó paralizado, la incredulidad le pintó el rostro; no daba crédito a lo que acababa de oír. Con voz entrecortada y los ojos muy abiertos, preguntó, buscando respuestas que le sonaran a mentira:

—¿Askeladd... aquí, en mi territorio?

El Beta asintió con severidad y, con la urgencia todavía pegada a las palabras, le explicó la situación con claridad.

—Sí, Alfa. Están atacando. Hay enfrentamientos allá afuera: comandos de Sterulia han irrumpido y ahora están peleando.

La expresión de Milord se transformó en cólera instantánea; la rabia le subió como un calor que parecía quemarle las entrañas.

—¡¿Cómo es posible?! ¡¿Cómo pudo Askeladd cruzar la frontera?! ¿Y nuestro ejército, qué ha hecho? ¿Dónde estaban mis guardias? ¡Debieron avisarme! ¿Por qué nadie me informó hasta ahora?

—Alfa, la frontera le fue abierta. No hubo una resistencia decidida; las fuerzas en los puestos se rindieron con demasiada facilidad. Incluso hubo quienes encubrieron el paso: no fue solo la inacción del ej
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