C108: No podría odiar a alguien así.
Ragnar no se movió de su sitio, su silueta erguida parecía una sombra que se imponía en la habitación. Su mirada se mantuvo en Azucena, dura como el acero, y su voz sonó como un juramento que no admitía discusión.
—No me importa si me odias, si me maldices o si tratas de hacer algo en contra mía —declaró sin apartar los ojos de ella—. No voy a retroceder. Te lo digo de frente, porque no soy de los que actúan a espaldas de nadie. Siempre he enfrentado a quienes debía enfrentar y lo seguiré haciendo, sin importar las consecuencias. No voy a detenerme por el simple hecho de que cargues con el título de Loba Roja. Así que considérate advertida.
La quietud se extendió entre ambos, hasta que finalmente Azucena alzó el rostro hacia él. Lo miró fijamente, dejando que sus palabras nacieran despacio.
—Tengo la sensación de que, a pesar de que me dio la espalda en aquel momento, fue usted quien se lo comunicó al Rey Alfa. ¿No es así? —manifestó.
Ragnar frunció el ceño ante aquella afirmación. No