C42: Estoy dispuesta a lo que sea.
De pronto, la puerta se abrió, interrumpiendo los pensamientos de Azucena. Una sirvienta entró sosteniendo una bandeja con un plato de comida, agua, un vaso y los cubiertos.
—Buenas tardes, te traigo el almuerzo —dijo la joven, acercándose a una mesita y colocando la bandeja cuidadosamente.
—Muchas gracias —expresó la loba.
La sirvienta estaba a punto de irse cuando Azucena la detuvo.
—Espere un momento —articuló. La sirvienta se detuvo, sin mirarla directamente a los ojos, pero permaneció quieta—. ¿Cómo se llama usted?
—¿Perdón? —respondió la joven, sorprendida, no solo por el hecho de que le había preguntado su nombre, sino por la manera tan formal en la que le hablaba siendo ella tan solo una sirvienta.
—Dígame su nombre, por favor —resaltó—. El mío es Azucena. El Rey Alfa le encargó que me trajera comida y entre otras cosas, ¿no es así?
—Mi nombre es Beatriz —dijo la sirvienta finalmente—. Y sí, soy responsable de atenderte.
—La verdad, me gustaría pedirle un favor.
—¿Un favor?