La abracé una vez más, sintiendo que con cada paso que daba me acercaba un poco más a la vida que siempre soñé. La casa estaba llena de los sonidos de la risa de Alan y la voz cálida de Leonard, que lo guiaba mientras jugaban en la sala.
—Es cierto, abuela. Ayer me di cuenta de que solo a él he amado en mi vida —le confieso sinceramente. —Pues confía en ese amor que se tienen, y aun cuando pase algo que te haga desconfiar, háblalo con él. Muchas parejas se separan por no hablar las cosas. Ahora ve con Leonard y Alan. Ellos te necesitan, cariño —me dijo finalmente, soltándome las manos con suavidad—. Yo estaré bien, pero ustedes por fin tienen la oportunidad de estar juntos como familia. No la desperdicien. —Trataré, abuela, trataré de seguir tu consejo —digo con una sonrisa. Me separo de mi