La contemplo fijamente, ella ha venido con un propósito, no la conozco, pero toda ella dice problemas. Me parece que vamos a tener que luchar con su ego. Respira profundo, tirando su cabellera hacia atrás, limpiando su rostro, y con una sonrisa que ya puedo definir como falsa, sigue hablando, como si no le hubiera prestado atención a lo que Leo le dijo.
—Me estuve informando en el vuelo cuando venía, y apenas se ven los rostros de los que dicen ser tú y ella —hablaba como si lo que le había dicho Leonard no tuviera importancia—. Además, si estaba en esa fiesta, debe haber sido una chiquita de estas que le gusta acostarse con cualquiera.—¡Lyssa! —vocifera Leonard, colorado de la furia—. ¿Por qué te pones a sacar conclusiones sin saber nada?—Cálmate, querido —le pido, besándolo suavemente—. Lyssa, la mujer esa que acabas de insultar