Sonrió con esperanza, menos pesada, más ligera. Su amor tiene esta forma de hacerme sentir que todo estará bien. Eso es suficiente por ahora, porque aunque nos espere la incertidumbre del resto del mundo, aquí, en este instante, somos invencibles. Ver a Clío con Alan siempre me ha hecho querer tener hijos. Y quien mejor que Henry para ser el padre.
—Ahora sí, amor, vamos a bañarnos e ir a ver a tu abuela —digo saliendo de su agarre.Lo hacemos, conversando de trivialidades. Todavía estamos emocionados por mi éxito de ayer. Salimos, nos vestimos y vamos a la cocina. Henry prepara un desayuno rápido para ambos; me encanta, desde siempre, la manera en que me hace el café.—Nunca olvidaste cómo me gusta el café, amor —sonrío al ver que siempre me tuvo presente en su memoria.
—Jamás olvidé nada de ti, cariño, y nunca lo