Sigo mirando a Brayan más detenidamente. Claro que le sucede algo muy grave por la manera en que me entrega todo precipitadamente. En verdad, aunque somos rivales en todo, no me imagino estar en su posición. El día del almuerzo en el restaurante pude ver que adoraba a las dos niñas que crió como si fueran suyas. Debe haber sido un golpe terrible enterarse de que no lo eran. Sin embargo, su urgencia por dinero me intriga.
—Muchísimas gracias de nuevo, Leonard —repite una vez más Brayan—. Ahora iré a recoger todo lo que tengo en mi oficina. Mira, estas son unas copias de todas las llaves de la empresa. Puedes ir hoy mismo a comprobar lo que te dije. Los trabajadores son muy leales y buenos en lo que hacen. Te agradecería que te quedaras con ellos, pero no estás obligado.—Lo hablaré todo con David y decidiremos después —digo poniéndome de pie y toman