Me he quedado paralizada al descubrir que Leonard es el causante de mi sufrimiento durante todos estos años. Lo observo ahora, arrodillado frente a mí, suplicando perdón con lágrimas en los ojos. Una tormenta de emociones me invade. Ahora comprendo ese rechazo instintivo que sentí hacia él desde nuestro primer encuentro: mi cuerpo reconocía al responsable de mi trauma, aunque mi mente entendiera que ambos estábamos bajo los efectos de las drogas aquella noche.
Por un lado, la rabia me consume y deseo hacerle pagar por lo sucedido, por todos estos años de ausencia. Por otro, su sinceridad me desconcierta, y mi corazón se acelera al pensar que, por fin, Alan conocerá a su padre, un padre que verdaderamente desea serlo. Su propuesta de matrimonio me ha dejado en una encrucijada. No quiero una unión basada en la obligación o la culpa; esos matrimonios están destinados