110. UNA VISITA NO ESPERADA
Me quedo extasiado con sus palabras, la miro como se estremece debajo de mi cuerpo. Recorro su escultural cuerpo milímetro a milímetro, saboreando todo de ella. De este cuerpo que he deseado tanto tener así, entre mis brazos, en total entrega.
Y sin esperar más, introduzco mis manos en sus bragas y hago que desaparezcan, comienzo a masajear su centro. Recorro su delicioso cuerpo con mi boca en mi camino hacia su centro, lo beso alrededor, ella gime y abre aún más las piernas para mí. Con mi lengua, le abro de abajo hasta arriba sus labios vaginales, para quedarme succionando su clítoris. Disfrutando del placer de verla estremecerse y disfrutar.
La siento gemir, pero sin emitir palabras, quiero alargar el placer. Muevo mi lengua rápidamente mientras introduzco dos dedos con cuidado en su vagina ¡Dios está toda mojada! Vuelvo a recorrer su cuerpo hasta llegar a su