POV - Valeria

Cuando vi entrar a Jonathan por la puerta de la sala de juntas, el aire se me quedó atrapado en los pulmones. No era un recuerdo, no era un fantasma: estaba allí, con el mismo porte arrogante de siempre, aunque su mirada ya no destilaba soberbia, sino cansancio.

Armando se tensó a mi lado. Sus puños se cerraron de inmediato, como si quisiera lanzarse sobre él.

—¿Qué demonios haces aquí? —rugió con esa voz grave que siempre helaba el ambiente.

Jonathan levantó las manos en un gesto de paz.

—No vengo a pelear, Armando. Vengo a terminar con lo que yo mismo ayudé a empezar… aunque no sabía en qué me estaban metiendo.

Yo lo observaba, con el corazón desbocado. Habían pasado años desde aquella noche maldita, años cargando la duda, la culpa y el dolor. Mi garganta se cerró.

—Explícate —exigió Armando, su mirada como cuchillas.

Jonathan asintió y dejó sobre la mesa una memoria USB.

—Encontré a los dos que nos drogaron esa noche. Ya no volverán a hacerle daño a nadie. Pero antes