POV Valeria

Entrar a la habitación del hospital y ver a Cintia sentada en la cama, con un poco más de color en las mejillas, fue como respirar después de mucho tiempo bajo el agua. Sentí que el corazón se me ablandaba al verla reír suavemente con Adrián, mientras él la alimentaba con paciencia como si temiera que el tenedor pudiera lastimarla.

—Cinthia —dije apenas pude acercarme, y ella me abrió los brazos con esa ternura frágil que había aprendido a reconocerle.

La abracé despacio, cuidando de no apretarla demasiado, y sin poder evitarlo las lágrimas me inundaron.

—Estás aquí… estás bien… —susurré.

—Gracias a ti, Valeria. Gracias por darme espacio en tu corazón —dijo con la voz débil pero firme, y Adrián, a su lado, le besó la frente.

No paso mucho tiempo antes de que soltara la noticia, me caso. Lo dijo con una sonrisa tímida, mirando a su madre como si todavía pidiera permiso. Adrián, con el pecho hinchado de orgullo, la tomó de la mano y afirmó que en un mes quería hacerla su esp