Capítulo 112.
POV Valeria.
El frío fue lo primero que sentí. Un frío húmedo, pegajoso, que se colaba por la ropa como agujas heladas. Abrí los ojos lentamente y la penumbra me envolvió. El techo estaba corroído por manchas de humedad, las paredes cubiertas de grafitis descoloridos, y un olor rancio a óxido y encierro se mezclaba con el polvo. Estaba tirada sobre el suelo de cemento, con las muñecas atadas a la espalda por una cuerda áspera que ya me había cortado la piel.
Me costó respirar. El silencio era inquietante, apenas interrumpido por el goteo constante de una cañería rota en algún lugar. Sabía dónde estaba: no en una casa, no en un lugar cualquiera. Aquello era una bodega abandonada, el tipo de jaula que Carla escogería para exhibir su odio.
Un chirrido metálico me sobresaltó. La puerta de hierro se abrió lentamente, y con ella entró un haz de luz que me obligó a entrecerrar los ojos. El sonido de tacones resonó con un eco cruel en aquel vacío. Y entonces la vi.
Carla.
Vestía de negro, con