Alexander
Hay momentos en los que el pasado regresa sin previo aviso, como un fantasma que se cuela entre las rendijas de la memoria. Esos recuerdos que juré que nunca más verían la luz, esos que me atormentan en la oscuridad de la noche, cuando la mente ya no tiene barreras. Sofía estaba demasiado cerca de romper esa promesa, de hacer que todo lo que había construido a lo largo de los años se desmoronara en un instante. Y lo peor de todo es que ni ella lo sabía.
Cuando la vi esa mañana, tan cerca de mí, tan ajena a lo que estaba comenzando a ocurrir, me sentí atrapado. Me he mantenido distante durante tanto tiempo, evitando que nadie se acercara demasiado, manteniendo mi vida bajo un control absoluto. No importaba cuán hermético fuera mi mundo, siempre había una chispa que amenazaba con encender el fuego. Y esa chispa era ella. Sofía.
Es irónico, ¿no? Yo, que siempre me he considerado imperturbable, que he manejado mi vida como si fuera una operación quirúrgica, con precisión y sin l