Yo soy Catalina. Mi hermana mayor se llama Raquel — seria, trabajadora, siempre la favorita de la familia. Cuando empezó a salir con Ramón, todos nos alegramos: era un chico bueno, con trabajo estable, que la quería mucho. En menos de un año se comprometieron, y yo me volví su cuñado por anticipado. Nadie sabía que desde el primer día que lo vi, me enamoré de él perdidamente.
Recuerdo la primera vez que nos miramos a los ojos — era en la fiesta de compromiso de Raquel. Ella estaba hablando con los primos, y Ramón se quedó solo en el balcón. Me acerqué para saludarle, y cuando nuestras miradas se encontraron, sentí algo que nunca había sentido antes.
"¿Estás bien, Catalina?" preguntó él, con voz suave.
"Sí," le dije, temblando. "Solo... estoy feliz por Raquel."
"Yo también," dijo él, y luego añadió, susurrando: "Pero a veces me pregunto si estoy haciendo lo correcto."
Ese día empezó todo. Empezamos a vernos nosotros en secreto: en el parque, en su coche, en un piso alquilado que alquil