CAPÍTULO 5: EL CENTRO DEL VALLE OSCURO
Llegamos al Valle Oscuro al amanecer, con un camión lleno de herramientas y madera. Diego, Sofia, Adrián y yo —junto a veinte lobos más que se ofrecieron a ayudar— empezamos a trabajar desde el primer momento. El sol brilla sobre las tumbas de Elisa, y las flores que plantamos hace unos días ya empiezan a brotar.
—¿Dónde lo construimos? —pregunta Adrián, mirando el terreno.
Yo miro hacia el lugar donde estaba la fortaleza —ahora solo hay tierra fresca y piedras dispersas. —Aquí —digo. —Justo aquí. Para convertir el lugar del error en el lugar de la enseñanza.
Todos empezamos a cavar. Adrián trabaja con más fuerza que nadie —sé que lo hace para compensar lo que destruyó. Mientras cavamos, me acerco a él y le digo: —No tienes que compensar nada. Lo importante es el ahora.
—Yo sé —dice, con la frente llena de sudor—. Pero esto me ayuda a cerrar un capítulo. A escribir el siguiente.
Al mediodía, la base del centro ya está lista. Es un edificio pequeñ