—Antonio... ¿Qué quieres?
—¿Piensas que te ibas a librar de mí tan fácil, Sofía?— pregunta Antonio.
—¡No me llames más, déjame en paz!— espetó en voz baja y lo escucha reírse.
—Sofía, Sofía, resulta que si no te casas mañana conmigo a primera hora, tu queridísima amiga morirá.
—¿Qué...?— Eso la congeló. Maggie es muy importante en su vida.
—La tengo en mis manos, y no tienes escapatoria. Por cierto, si se te ocurre decirle algo al imbécil de Di Napoli, la mato, te lo juro.
—Esto es mentira, Maggie está bien— se le hace un nudo en la garganta.
—Si no crees, mira la foto que te he enviado.
Ella se apresura a ver la foto sin colgar la llamada, y al ver a Maggie dormida con sus manos y pies amarrados, su corazón se le hizo añicos. —No le hagas daño, por favor— suplica en voz baja.
—Solo debes casarte conmigo, eso es todo. Nos casamos, yo recibo mi herencia y nos divorciamos. ¿Qué tanto te cuesta hacerlo, Sofía Mangano? Te espero esta noche en la mansión Rizzo, para que co