Hizo una breve pausa, con los ojos fijos en los de él.
—Y este perdón… no es por el bebé.
Es por mí. Por la mujer que elijo ser.
Arthur le sostuvo el rostro con ambas manos.
—Te lo prometo, amor. Nunca más voy a ocultarte nada —dijo, mirándola fijamente, con lágrimas corriendo sin control por su rostro—. Traicionar tu confianza… esconder verdades… y, sobre todo, haberte traicionado de aquella forma… fue el peor error de mi vida.
Se detuvo un segundo. Su voz era temblorosa, pero firme.
—Aprendí de la forma más dolorosa que alguien puede aprender. Perderte, aunque fuera por un tiempo, fue como perder el suelo bajo mis pies.
Te amo tanto, Zoe. Más que a cualquier cosa. Y te juro… esta vez, voy a hacerlo todo distinto.
—Yo también te amo, mi vida —dijo Zoe, sonriendo entre lágrimas, la voz baja y ronca de emoción. Pasó los dedos por su nuca con suavidad, acercándolo más—. Extrañaba tanto lo nuestro... tu toque... la forma en que solo tú sabes hacerme sentir viva.
Arthur no respondió con p