La noche transcurría con calma.
—Zoe —dijo Otto con un tono más serio—. Solo quería que supieras que... no estamos de brazos cruzados. Arthur y yo hemos estado trabajando discretamente para descubrir a todos los involucrados en lo que les hicieron. Lo que pasó fue cruel. Injusto. Y Sabrina… en cuanto dé a luz, pagará por todo. Tenemos pruebas, y estamos actuando con cuidado, para que nada se nos escape.
Zoe respiró hondo, sintiendo el corazón acelerarse con los recuerdos.
—Gracias por decírmelo. A veces me pregunto si de verdad va a pagar...
—Lo hará, hija —aseguró Otto—. Pero quiero pedirte algo, desde el corazón de un padre… y de un abuelo. No te enojes conmigo ni con Eloísa por querer formar parte de la vida del hijo de Sabrina. Sé que es difícil, pero ese niño no tiene culpa. Va a nacer, y al igual que tu bebé… será también nuestro nieto. Los dos recibirán el mismo amor. Eso es justicia. Eso es humanidad.
Zoe guardó silencio. Arthur le tomó la mano con suavidad.
Eloísa completó, c