Ava dejó escapar una lágrima.
—Tengo miedo, Celina. Miedo de perderme… de olvidar quién soy, de no poder cumplir mis sueños.
—Los sueños cambian, Ava. Crecen con nosotros. Y cuando amas de verdad, esa persona no te aleja de tus sueños, te ayuda a alcanzarlos. Gabriel quiere caminar a tu lado. Y tú mereces a alguien así.
Ava apoyó la cabeza en el hombro de Celina, con los ojos cerrados.
—Esto me resulta tan extraño, Celina… Gabriel, con ese modo tan suyo, está consiguiendo desarmarme.
Celina sonrió, acariciándole suavemente el cabello.
—No es extraño, Ava. Eso se llama amor. Y por más que intentes escapar, tú amas a Gabriel. Vive ese amor. Mereces ser feliz. No pretendas que no sientes. Siente… y vive. Eso es lo que la vida espera de ti.
Hizo una breve pausa y continuó con dulzura:
—¿Y cómo no amar a Gabriel? Es encantador. Amiga, es maravilloso cuando, después de hacer el amor, con los cuerpos entrelazados, tu pareja se acerca y te canta al oído… Thor siempre hace eso conmigo. Nadie i